domingo, 14 de febrero de 2010

Dicotomía de San Valentin

Desde pequeño observe al mundo desde dos dimensiones distintas. Mi percepción no bastó a pesar de mi corta edad en basarme en observar al mundo bajo parámetros tan cortos como el bien y el mal. Por el contrario el tremendo impulso por ir mas alla me obligo en cuestionar absolutamente todo gracias a un plus ultra en la observación, que mas que descubrir el trasfondo de una acción correcta o incorrecta o moralmente canonizada, me orillo en generar la capacidad por contemplar la realidad y la apariencia.
Hoy tras meses de una relativa pasividad en mis capacidades, diezmadas por el dolor de la hipocresía, puse en marcha la temible maquinaria de contemplación a la realidad; solo basto con fijar mi vista y concentrar la pureza de un pensamiento claro y poderoso, algo así como una luz filosofal. La imagen que conllevo a que la química de mi cerebro activara esa serie de pensamientos puros fue mágica, o al menos yo la considero así bajo un ambiente falso y plastificado como un 14 de Febrero dentro de un restaurante de Ciudad de México, donde cientos de comensales consideran el día mas propicio para demostrar cariño con un estupido plástico relleno de helio, cartas con palabras falsas y forzadas, sonrisas fingidas que ocultan el frío engaño del desamor y la costumbre.
Fastidiado de la felicidad momentánea que inundaba el lugar, preferí admirar a través de la ventana la vista hacia el oriente de la ciudad encontrando edificios viejos de color gris y el constante transito aéreo con rumbo hacia el aeropuerto local; por un resquicio entre el espacio urbano, se coló la imagen del hermoso cielo del atardecer cuyo poderoso color azul comenzaba apagarse, sin aun lograrlo ante la incandescencia de dos grandes nubes que se tornaban centelleantes ante los últimos reflejos del sol, esta hermosa vista coronaba la imagen de la mujer madura que en brazos arrullaba a una pequeña niña morena que cansada de los juegos matutinos de un típico domingo, opto por tumbarse en el regazo de su madre. La mujer ocupada de ambas manos al maniobrar con una docena de globos de todo tipo y con figuras estúpidas como vacas con ojos enormes, corazones de anatomia erronea y frases tan patéticas; parecía turnar los do polos de su cerebro en arrullar a su pequeña hija y mantener los globos alejados del árbol de ramas amenazantes.

En cuestión de segundos observe esa pequeña imagen de realidad. Encontrando el amor en las calles, observando la ternura con que miraba el dormir de su pequeña hija. Esos ojos cerrados que seguramente le inspiraban tranquilidad y a la vez le impulsaban a seguir adelante en la venta de hipocresía (globos) para asegurar el alimento de mañana. Esos brazos con el impulso del amor recobraban fuerzas de todo el desgaste de una vida complicada para dar paz al sueño de la pequeña. Cansada de mantener las manos inmóviles asiendo el hilo de aquellas porquerías y fastidiada de estar bajo el sol toda la tarde, era aun mas perceptible observar la preocupación ante la amenaza de la noche que anunciaba el fin del día de San Valentin, que tal vez fue tan esperado por aquella madre de familia para permitirse de alguna forma el lujo de ganarse unos pesos de mas para aquella chica que dormía en sus brazos.

Ese era mi vision frente a la realidad, el verdadero amor se nota a pesar de estar dividido por un vidrio y un mundo de distancia ante esa mujer y yo. Solo que ella estaba incerta dentro de su propio mundo de verdadero amor, yo a pesar de estar feliz estaba rodeado de hipocrecia ajena y ruidosa.............. ese no es amor. Al menos no lo es sin una mirada asi, como la mirada de los padres al hijo.

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